En el vórtice de la Gran Mancha Roja de Júpiter, después de la tormenta nunca llega la calma, sencillamente por que la tormenta no termina.
Detrás de la densa capa de nubes de Venus, siempre brilla el
sol, y te destruiría si tan solo consiguieras mirarlo.
En Sedna cuanto más oscura es la noche, más cerca está el
amanecer, aunque esto no tiene relevancia alguna, ya que día y noche
transcurren prácticamente en absolutas tinieblas.