martes, 22 de octubre de 2013

Trinehka



La pequeña Trinehka sonríe y mira tranquila la inmensidad de la sabana que le saluda con un susurro frío que se cuela cada mañana por una diminuta rejilla de su casa.

Se despereza y acaricia desprevenidamente a Minsk, un gracioso zorro cobrizo que le visita día tras día justo cuando entreabre su ventana.

Toma su corona y fija su vista más allá de las colinas, al sur, en dirección al mar; con seguridad un día sus dominios se expandirán hasta allá, pero por ahora Trinehka solo sonríe y mira tranquila la inmensidad de la sabana.