martes, 16 de noviembre de 2010

Vox Dei




El día que se declaró oficial el suceso hubo gran júbilo en las naciones y muchos fueron los que acudieron en masa a escucharle dirigirse hacia la multitud.

"Dios ha muerto" vociferaba en lenguas mientras proyectaba visiones de un mundo futurista libre de hambre y de guerras; una utopía televisiva de energías limpias, proteínas sintéticas y batas unisex blancas.

Fue la gran fiesta global. Millares danzando, fornicando y cantando durante incontables días con sus noches, fundidos en abrazos fraternales como si realmente hubiese algo por lo cual celebrar, cuando lo único que hacían era asistir por fin al funeral de sus propios prejuicios y de su ego.

Ilustración: David Bonilla
www.flickr.com/nrkid

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